Washington, DC - Secretario de Estado Michael R. Pompeo en el evento de apertura de la Reunión Ministerial sobre Lucha contra el Terrorismo en el Hemisferio Occidental:
SECRETARIO POMPEO: Buenos días. Quisiera agradecer al Ministro de Relaciones Exteriores Faurie por reunirnos en esta solemne e importante ocasión. También agradezco al Sr. Eichbaum, por recibirnos, y por trabajar cada día para continuar el legado de quienes perdieron la vida hace exactamente 25 años ayer.
En esa tranquila mañana de julio, Sebastián, de 5 años, caminaba por la calle a solo unos pasos de donde estamos parados en este momento. Su madre lo llevaba de la mano. Pronto terminaría el jardín de infantes y soñaba con convertirse en presidente de Argentina. Dentro del edificio por el que pasaba había una mujer, de nombre Susy, que entrevistaba a una madre soltera llamada Silvia para un empleo. Susy enseñaba la Torá en su tiempo libre y Silvia estaba ahorrando para enviar a su hija adolescente de viaje a Israel.
Cerca de allí, un electricista y padre de un niño de 6 años llamado Martín estaba cobrando el sueldo. Tenía previsto llevar a su familia en sus primeras vacaciones la semana siguiente. Todas estas personas inocentes murieron esa mañana como consecuencia de un acto atroz, un acto atroz de odio, junto con otras 81 personas. Más de 300 resultaron heridas, y muchas de ellas continúan sufriendo hoy.
No sorprende que, en un país como este, las víctimas fueran personas de lo más diversas. Había ciudadanos de Argentina, Bolivia, Chile y Polonia. Eran judíos, eran católicos, eran niños, abuelos, médicos, encargados de edificios. Fueron asesinados por miembros del grupo terrorista Hizbulá que buscaba no solo matar la mayor cantidad posible de judíos, sino además infundir el terror en el corazón de todos los judíos de todo el mundo.
Hizbulá recibió ayuda ese día de la República Islámica de Irán, que proveyó el soporte logístico y fondos para el atentado mediante su Cuerpo de la Guardia Revolucionaria. Tristemente, no era la primera vez que Hizbulá atacaba en la Argentina. Dos años antes, sus terroristas hicieron estallar una bomba en la embajada de Israel en Buenos Aires, que provocó la muerte de 29 personas. Pero el ataque aquí, el ataque aquí en la AMIA, sería recordado como el más letal en este país, y hoy en día nos sigue recordando que el terrorismo en el hemisferio occidental no es una amenaza hipotética, sino una realidad histórica.
Hoy, 25 años después de este hecho, la justicia continúa eludiendo a las familias de quienes perdieron la vida. INTERPOL aún mantiene seis circulares rojas para el resto de los matones iraníes y los terroristas de Hizbulá que se sospecha que participaron en el ataque. Y hoy, Estados Unidos los acompaña a todos ustedes para volver a consagrarnos a la justicia. Hizbulá ha perdido la dignidad irremediablemente.
Las escrituras le dicen al pueblo de Dios: “Sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti”. Les recordamos a los familiares de Sebastián, de Susy, de Silvia, de Martín, y de todas las víctimas que no están solos en el dolor que llevan por su muerte. Dios está con ellos, Estados Unidos está con ellos, y todos los que estamos hoy presentes estamos con ellos. No hemos olvidado y nunca olvidaremos.
Muchas gracias. (Aplausos).